Me encanta hacer mermeladas. No sé, pero me parece algo
mágico el poder meter en un tarrito esa fruta que te sobra en un momento dado y
poder disfrutarla durante los meses venideros. Incluso más reconfortante si la
fruta la has cultivado tú mismo. Desgraciadamente, no es el caso en esta
ocasión. Las fresas las compré en el mercado, aprovechando que no estaban nada
mal de precio.
Normalmente, las recetas de mermelada llevan el mismo
peso de azúcar que de fruta, pero con la mitad de azúcar ya quedan suficiente
dulces y resultan más saludables.
MERMELADA DE FRESA
1 Kg de fresas
½ Kg azúcar
1 limón
Lavamos muy bien las fresas y las cortamos en rodajas. En
un cuenco vamos alternando capas de fresas y capas de azúcar. Rociamos con el
zumo del limón y dejamos en el frigorífico hasta el día siguiente.
Después de este tiempo, ponemos todo a cocinar en una
olla, removiendo de vez en cuando para que no se pegue. Transcurridos unos
20-30 minutos, la mermelada debe de estar lista. Para comprobarlo, podéis dejar
caer un poco de mermelada en un plato que habrá estado en el frigorífico
durante un rato. Así veréis la consistencia que alcanza la mermelada cuando se
enfría.
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